Es la presencia de una presión intraocular, menor de 6 mm Hg o por la existencia de una PIO por debajo de un nivel, que supone cambios funcionales y estructurales que impiden el normal funcionamiento del ojo. Ocurre en diversas circunstancias clínicas, y puede deberse a causas reversibles o irreversibles. Suelen ser procesos oculares unilaterales, la mayoría durante el postoperatorio inmediato tras una cirugía de glaucoma.
Tratamiento: suelen presentarse como secundarios a una cirugía, lo ideal es corregir quirúrgicamente el problema inicial.